" A ESTA GENERACIÓN SE LE PEDIRÁN CUENTAS" Lc 11, 51
Pastoral Educativa
Querida comunidad
educativa:
¡Muy buenos días!
Esperamos que se encuentren muy bien…
Nos ponemos en
presencia de Dios para comenzar la oración de hoy.
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, Jesús dijo a los
fariseos y doctores de la ley: “¡Ay de ustedes, que les construyen sepulcros a
los profetas que los padres de ustedes asesinaron! Con eso dan a entender que
están de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos los mataron y
ustedes les construyen el sepulcro.
Por eso dijo la sabiduría de Dios:
Yo les mandaré profetas y apóstoles, y los matarán y los perseguirán, para que
así se le pida cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas que
ha sido derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la
de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el altar. Sí, se lo repito: a
esta generación se le pedirán cuentas.
¡Ay de ustedes, doctores de la ley,
porque han guardado la llave de la puerta del saber! Ustedes no han entrado, y
a los que iban a entrar les han cerrado el paso’’.
Luego que Jesús salió de allí, los
escribas y fariseos comenzaron a acosarlo terriblemente con muchas preguntas y
a ponerle trampas para ver si podían acusarlo con alguna de sus propias
palabras.
Palabra del Señor
En el
evangelio de hoy Jesús se dirige solamente a las autoridades religiosas de su
época, que están resumidas en estos dos grupos que son los fariseos y los
Doctores de la Ley.
El evangelio continua lo que ayer
meditábamos de las últimas recriminaciones de Jesús contra los Escribas. No
contentos estaban ellos con imponer a las demás obligaciones que ellos no
cumplían, mantienen la misma actitud con que en tiempos pasados desoyeron y
mataban a los profetas, quisieron entrar al reino de Dios. Poseedores de la
llave de los juristas no aciertan a franquearse el paso hacia Dios, y lo peor
es que cierran la puerta de la salvación a los más sencillos, los más humildes.
Meditación del Papa Francisco
Jesús
podría parecer algo severo contra estos doctores de la ley, porque les dice
cosas fuertes. Les dice cosas fuertes y muy duras. «¡Ay de ustedes, intérpretes
de la ley! Porque han quitado la llave del conocimiento. Ustedes mismos no
entraron, y a los que estaban entrando se lo impidieron», porque se han llevado
la llave, es decir, la llave de la gratuidad de la salvación, de ese
conocimiento (...)
Jesús recuerda a los doctores de la
ley, que Abraham exultó en la esperanza al ver su día y se llenó de alegría.
Esto es lo que no entendían los
doctores de la ley. No entendían la alegría de la promesa; no entendían la
alegría de la esperanza; no entendían la alegría de la alianza. ¡No entendían! La fuente es el amor; el horizonte es el
amor. Si tú has cerrado la puerta y has quitado la llave del amor, no estarás a
la altura de la gratuidad de la salvación que has recibido.
No sabían ser felices, porque habían
perdido el sentido de la felicidad, que solamente viene de la fe. Por eso,
nuestro padre Abraham ha sido capaz de ser feliz porque tenía fe: se ha hecho
justo en la fe. Estos habían perdido la fe. ¡Eran doctores de la ley, pero sin
fe! Y aún más: ¡habían perdido la ley! Porque el centro de la ley es el amor,
el amor por Dios y por el prójimo.
Solamente tenían un sistema de
doctrinas precisas y que precisaban cada día más que nadie las tocara. Este era
su mundo, un mundo abstracto, un mundo sin amor, un mundo sin fe, un mundo sin
esperanza, un mundo sin confianza, un mundo sin Dios. ¡Y por esto no podían ser
felices! (Cf Homilía de S.S. Francisco, 26 de marzo de 2015, en Santa
Marta).
Pedimos a María en este día que ella nos
acompañe para que nosotros podamos ser testigos de este Evangelio hasta
entregar nuestra propia vida, para que nosotros podamos ser esa figura de los
profetas y de los apóstoles que son perseguidos y no ser la figura de aquellos
que persiguen a los profetas y a los apóstoles de Jesucristo, sino que podamos
ser más que todo con alegría sabiendo que estamos llevando a cabo un
proyecto de vida, un mensaje distinto, un mensaje pascual a nuestra sociedad
que hoy lo necesita más que nunca.