8 DE MAYO: NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN, PATRONA DE ARGENTINA
8 de mayo:
Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina
Cada 8 de mayo se celebra a Nuestra Señora de Luján, Patrona de
Argentina, quien además es la protectora de los transportistas y del camino.
Corría 1630 y el
portugués Antonio Faría, hacendado de Sumampa (Santiago del Estero), pidió a un
amigo marino que le enviara de Brasil una imagen de la Concepción de María
Santísima para venerarla en una capilla que estaba haciendo.
El amigo le envió
dos imágenes: la que le había encargado y otra de la Virgen con el niño Jesús
en brazos. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en
caravana rumbo a Sumampa.
La imagen era
llevada en carreta de Buenos Aires a Santiago del Estero cuando se detuvo
inexplicablemente a las orillas del Río Luján (a 67 kilómetros de Buenos
Aires),cerca de la casa de Don Rosendo Oramas.
Se cambiaron los
bueyes y se bajó la carga, pero no tuvo resultado. Los bueyes rehusaban cruzar
el río. Entonces alguien observó las dos pequeñas cajas con las imágenes de la
Virgen. Bajaron la estatua de la Virgen con el niño sin que nada sucediera,
pero cuando removieron la caja con la Inmaculada, inmediatamente los bueyes
echaron a andar.
Los asombrados
testigos repitieron esto una y otra vez, con idénticos resultados. Así
comprendieron que Nuestra Señora quería quedarse en Luján y ellos con gusto y
alegría la complacieron. Pronto la noticia se propagó y llegaban numerosos
peregrinos, empezó a crecer la devoción junto con los milagros.
Al ver que la
Virgen de la Inmaculada Concepción no quería irse de ese lugar, al principio la
llevaron a la casa de Don Rosendo, quien fabricó la capilla primitiva donde se
veneró a Nuestra Señora durante cuarenta años.
El 8 de mayo de
1887 se realizó la coronación canónica de la imagen. Con el tiempo también se
erigió una Basílica – Santuario a la Virgen de Luján.
San Juan Pablo II,
en 1982, en una Misa en el Santuario de Luján dijo: “Ante esta bendita imagen
de María, a la que mostraron su devoción mis predecesores Urbano VIII, Clemente
XI, León XIII, Pío XI y Pío XII, viene también a postrarse, en comunión de amor
filial con vosotros, el Sucesor de Pedro en la cátedra de Roma”.
Juan Pablo II bendijo la imagen de Nuestra
Señora de Luján el 11 de noviembre de 1995, con ocasión de la visita de los
obispos argentinos.
El 13 de noviembre de
1998 el Papa visitó la iglesia nacional de Argentina en Roma, el primer templo
de una república americana situado en la diócesis del Papa, y entronizó la
imagen de la Virgen de Luján, patrona de Argentina. Dijo el Papa: «En la
encrucijada del Tercer Milenio
te
encomiendo, Madre Santa de Luján, la patria argentina: las esperanzas y anhelos
de sus gentes; sus familias y hogares, para que vivan en santidad; sus niños y
jóvenes, para que crezcan en paz y armonía y puedan encontrar su vocación
humana y cristiana; te encomiendo también el esfuerzo cotidiano y el diálogo
solidario de los empresarios, trabajadores y políticos, que en la Doctrina
Social de la Iglesia encuentran su inspiración más genuina»
El pontífice también suplicó a la Virgen Patrona de la Argentina
que cuide al pueblo argentino, lo sostenga en la defensa de la vida, lo
consuele en la tribulación, lo acompañe en la alegría y lo ayude siempre «a
elevar la mirada al cielo, donde los colores de su bandera se confunden con los
colores de tu manto inmaculado».
Hoy
oraremos especialmente por nuestra patria Argentina.
Virgen
María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nuestra Señora de Luján, Patrona de
nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia tí... Madre
de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos...
Hoy te pedimos por Argentina, por
nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de
una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor
entre hermanos.
Unidos estamos bajo la celeste y blanca
de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el
pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y
la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el
pan de Jesús en los corazones.
Te pedimos madre, que extingas el odio,
que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de
solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la
humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún
Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel
inocente bañe con su sangre nuestras calles.
Haz madre que comprendamos que somos
hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos
todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza,
alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos
más fuerte que nunca: ¡ARGENTINA! ¡ARGENTINA, CANTA Y CAMINA!