"QUIERO MISERICORDIA Y NO SACRIFICIOS" Mt 9,13
Equipo
Pastoral
Nos
ponemos en presencia de Dios para comenzar la oración de hoy.
En el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lectura
del Santo Evangelio según San Mateo 5,17-19:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la
ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les
aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta
la más pequeña letra o coma de la ley.
Por
lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los
hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los
enseñe, será grande en el Reino de los cielos’’.
Palabra del Señor
Francisco
nos dijo: Jesús revoluciona también las conciencias en el Discurso de la
montaña abriendo nuevos horizontes para la humanidad y revelando plenamente la
lógica de Dios. La lógica del amor que no se basa en el miedo sino en la
libertad, en la caridad, en el sano celo y en el deseo salvífico de Dios,
Nuestro Salvador, “que quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de
la verdad”. “Misericordia quiero y no sacrificio”
Esto nos lleva a reflexionar acerca de que es lo que nos pide Dios, y pensar que si vivo en la Palabra de Dios, realmente voy a ser feliz. El camino de una verdadera conversión interior, es el de un leal esfuerzo por interiorizar nuestra experiencia y relación con Él, pero sin dejar de aprovechar las riquezas espirituales de la Iglesia, sobre todo a través de los sacramentos. Ahí encontraremos al Señor siempre que le busquemos. Su espíritu está ahí presente y actúa por encima de las instituciones y de las personas... Yo estaré con vosotros hasta el final del mundo.
Compartimos una pequeña oración:
Señor, erróneamente
existe la tendencia de pensar que así como el agua y el aceite no se mezclan,
tampoco lo hacen tus mandamientos y la felicidad. Por eso, con diligencia voy
adormilando mi conciencia, y sutilmente hago a un lado todo lo que implique
renuncia, esfuerzo, sacrificio. Gracias por recordarme que me ofreces tu gracia
y amor para ser fiel siempre a tu ley, que tiene como fundamento el amor. Amén.