PARA MEDITAR Y VIVIR EN FAMILIA LA PASCUA!!!
Equipo Pastoral
Viernes
17 de abril
Reflexión del Papa
Francisco del Evangelio del evangelio según San Juan 21,1-14
Este
17 de abril, en la Misa en Santa Marta, el Santo Padre pidió por las mujeres
embarazadas en este tiempo de incertidumbre. En su homilía el Papa habla del
riesgo de una fe gnóstica, sin comunidad y sin contacto humano real, vivida
sólo a través de transmisiones en directo que "viralizan" los
sacramentos.
“Quisiera
que hoy rezáramos por las mujeres que están embarazadas, mujeres embarazadas
que se convertirán en madres y están inquietas, preocupadas. Una pregunta: ‘¿En
qué mundo vivirá mi hijo?’. Recemos por ellas, para que el Señor les dé el
coraje de seguir adelante con estos hijos con la confianza de que ciertamente
será un mundo diferente, pero siempre será un mundo que el Señor amará tanto.
En
su homilía, el Papa comentó el Evangelio de hoy (Jn 21 1-14) en el que Jesús
resucitado se aparece a los discípulos en la orilla después de una pesca
infructuosa en el Mar de Tiberíades. Invitados por el Señor a tirar las redes
de nuevo, llenaron las redes con peces. Es una escena – dijo Francisco – que
tiene lugar de forma natural, porque los discípulos se habían familiarizado con
Jesús. Nosotros los cristianos, explicó, debemos crecer en esta familiaridad,
que es personal pero comunitaria. Una familiaridad sin comunidad, sin Iglesia,
sin los Sacramentos, es peligrosa, puede convertirse en una familiaridad
gnóstica, separada del pueblo de Dios. “En esta pandemia nos comunicamos a
través de los medios de comunicación, pero no estamos juntos, como es el caso
de esta Misa”. Es una situación difícil en la que los fieles no pueden
participar en las celebraciones y sólo pueden hacer la comunión espiritual.
Tenemos que salir de este túnel para volver a estar juntos porque esto no es la
Iglesia, sino una Iglesia que corre el riesgo de ser "viralizada".
Que el Señor nos enseñe esta familiaridad concreta, esta intimidad con Él, pero
en la Iglesia, con los Sacramentos y con el santo pueblo fiel de Dios.
Los
discípulos eran pescadores: Jesús los había llamado justamente en su trabajo.
Andrés y Pedro trabajaban con las redes. Dejaron las redes y siguieron a Jesús.
Juan y Santiago, lo mismo: dejaron a su padre y a los muchachos que trabajaban
con ellos y siguieron a Jesús. La llamada fue en su trabajo como pescadores. Y
este pasaje del Evangelio de hoy, este milagro, esta pesca milagrosa, nos hace
pensar en otra pesca milagrosa, la que cuenta Lucas en el capítulo cinco: lo
mismo ocurrió allí también.
Tuvieron
una pesca, cuando pensaban que no tenían ninguna. Después del sermón, Jesús
dijo: “Vayan al mar - ¡Pero trabajamos toda la noche y no pescamos nada! –
Vayan. Confiando en tu palabra, dijo Pedro, echaré las redes. Había tanto -
dice el Evangelio - que fueron tomados por el asombro, por ese milagro”.
Hoy,
en esta otra pesca no se habla de asombro. Se puede ver una cierta naturalidad,
se puede ver que ha habido progreso, un camino que ha ido creciendo en el
conocimiento del Señor, en la intimidad con el Señor; diré la palabra correcta:
en la familiaridad con el Señor. Cuando Juan vio esto, le dijo a Pedro:
"¡Pero si es el Señor!", y Pedro se ciñó la túnica, se tiró al agua
para ir al Señor. Esta vez no dice nada, es más natural. Nadie preguntó:
"¿Quién eres?" Sabían que era el Señor, era natural, el encuentro con
el Señor. La familiaridad de los apóstoles con el Señor había crecido.
Nosotros
los cristianos, también, en nuestro camino de vida estamos en este estado de
caminar, de progresar en la familiaridad con el Señor. El Señor, podría decir,
está un poco "a la mano", pero "a la mano" porque camina
con nosotros, sabemos que es Él. Nadie le preguntó, aquí, "¿quién
eres?": sabían que era el Señor. La familiaridad diaria con el Señor es la
del cristiano. Y seguramente, desayunaron juntos, con pescado y pan,
ciertamente hablaron de muchas cosas de forma natural.
Esta
familiaridad con el Señor, de los cristianos, es siempre comunitaria. Sí, es
íntimo, es personal pero en comunidad. Una familiaridad sin comunidad, una
familiaridad sin pan, una familiaridad sin la Iglesia, sin el pueblo, sin los
sacramentos es peligrosa. Puede convertirse en una familiaridad, digamos,
gnóstica, una familiaridad sólo para mí, separada del pueblo de Dios. La
familiaridad de los apóstoles con el Señor fue siempre comunitaria, siempre en
la mesa, un signo de la comunidad. Siempre era con el Sacramento.
Digo
esto porque alguien me hizo reflexionar sobre el peligro que este momento que
estamos viviendo, esta pandemia que nos ha hecho a todos comunicarnos
religiosamente a través de los medios, a través de los medios de comunicación,
incluso esta Misa, estamos todos comunicados, pero no juntos, espiritualmente
juntos.
Hay
un gran pueblo: estamos juntos, pero no juntos. También está el Sacramento: hoy
lo tienen, la Eucaristía, pero la gente que está conectada con nosotros, sólo
la Comunión espiritual. Y esto no es la Iglesia: es la Iglesia en una situación
difícil, que el Señor permite, pero el ideal de la Iglesia es estar siempre con
el pueblo y con los Sacramentos. Siempre.
Que
el Señor nos enseñe esta intimidad con Él, esta familiaridad con Él pero en la
Iglesia, con los Sacramentos, con el pueblo fiel de Dios.
Actividad para realizar en
familia
Hoy,
al igual que Francisco, los vamos a invitar a rezar por las mamas que estan
embarazadas en estos tiempos difíciles y por todos esos niños por nacer.
Los
vamos a invitar que a los más pequeños, realicen
un dibujo de alguna mujer embarazada, y que luego creen en familia,
alguna oración para rezar por todas las mujeres y los niños por nacer.
Nosotros, les dejamos un ejemplo:
"Tú que anunciaste a la Virgen María
el nacimiento de Cristo
y la llenaste con la bendición divina,
te ruego de acuerdo a la voluntad de Dios
y en el nombre de Jesucristo,
la bendición para todas las mujeres que
desean un hijo.
Te pido una bendición especial
para:[nombre]
y para el ser que crece (o crecerá) en su
vientre.
Llénalos con tu luz de pureza sin igual,
para que con tu iluminación divina
se manifieste el amor de Dios hacia toda
la humanidad.
(Agradecer con todo el corazón al
arcángel Gabriel por su intercesión.)
Amén."