"DEN MÁS BIEN LIMOSNA DE LO QUE TIENEN" Lc 11,41
Pastoral Educativa
Querida comunidad
educativa:
¡Muy buenos días!
Esperamos que se encuentren muy bien…
Nos ponemos en
presencia de Dios para comenzar la oración de hoy.
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 11, 37-41
En aquel
tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer. Jesús fue a la casa del fariseo y se
sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que Jesús no hubiera cumplido con la
ceremonia de lavarse las manos antes de comer.
Pero el
Señor le dijo: “Ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del
plato; en cambio, el interior de ustedes está lleno de robos y maldad.
¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo exterior no hizo también lo interior? Den
más bien limosna de lo que tienen y todo lo de ustedes quedará limpio”.
Palabra del Señor
El Evangelio
que nos regala la liturgia hoy nos muestra a Jesús que es invitado por un
fariseo a comer en su casa; Jesús entró y se sentó directamente a la mesa.
Recibe la invitación y se sienta a la mesa como es Él, ¡cómo está! En otro
texto también, nos muestra a Jesús que dice que, los discípulos, los apóstoles
lo subieron a una barca ¡así como estaba!
Qué lindo
saber que Jesús se presenta ante nosotros tal cual es y como es.
Ahora, el
fariseo, vio, se extrañó de que no se lavara las manos, era un ritual, no era
solamente por el tema de salud, sino que, un ritual que había que hacerse, para
no tocar con impurezas.
Y Jesús
se dio cuenta y entonces el Señor le dijo: “usted los fariseos limpian por
fuera la copa y el plato y por dentro están lleno de robo y de malicia”,
insensatos dice, “el que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den
más bien como limosna lo que tienen y todo será puro”.
Qué lindo
descubrir, a la luz de este texto del evangelio, que no hay ni fuera ni dentro,
sino que nosotros, hijo de Dios hemos sido creados en la totalidad de un “ser”,
de un hijo de Dios, y lo que somos por fuera también lo somos por dentro y
podemos lavar mucho de fuera, que, si no lavamos, purificamos de dentro, no
estamos totalmente limpios, por decirlo así.
Por eso que importante que nosotros, siempre estemos lavando y cuidando lo de adentro, de la abundancia del corazón hablan los labios.
El mismo que lo había invitado estaba más preocupado por la normativa de purificación que por Jesús mismo, estaba más atento por lo externo, que lo que importa en realidad, lo interior.
Cuántas veces y con cuanta frecuencia, nos sucede también lo mismo que al fariseo, estamos más atentos y preocupados por lo exterior, lo que aparentamos, que por lo que verdaderamente somos o son los demás.
Cuantas veces nos preocupamos más por el que dirán, en vez de ocuparnos por ser verdaderamente desde dentro, lo que Dios quiere de nosotros.
Y cuánto nos cuesta también valorar, conocer y reconocer al otro, como es y no por lo que aparenta, nos llenamos de prejuicios o peor aún exigimos al otro muchas veces, cosas que ni siquiera nosotros mismos vivimos o intentamos vivir.
Y esto de “Den”. “Den más bien como limosna lo que tienen, y todo será puro”. ¿Y qué es lo que tenemos? “Nos tenemos a nosotros mismos” eso es todo lo que tenemos. Este ser donado, dado, regalado, por Dios, eso es “lo que soy”. Lo que soy, es que: Soy hijo de Dios, el Padre de Jesús. Impulsado por el Espíritu Santo y lo que hay en mi corazón, es la totalidad de mi ser. Mi pecado y mi gracia y eso es lo que dice el Señor que demos: “darnos tal cual somos”, sino en realidad, ¡no doy nada! Sí quiero dar, si quiero entregar, si quiero donar-ME, es a mí a quien tengo que dar, es a mí, a quien tengo que entregar. Somos esa unidad.
Somos
enviados también para entregarnos y tenemos qué decir, regalar, dar a los
demás, aquello que Jesús nos hace descubrir y nos ha dado a nosotros, que es a Jesús
mismo.
Somos de
Jesús, entregados por Él, y para Él, como Él se entregó por nosotros y para
nosotros.
Que tengas lindo día, Dios te
bendiga.