PARA VIVIR Y PREPARAR EL SÁBADO SANTO EN FAMILIA.


Equipo Pastoral 

SÁBADO SANTO

 


       NOS PONEMOS EN PRESENCIA DE DIOS

Empezamos nuestra oración con la Señal de la Cruz.

Podemos comenzar la oración de hoy con un poco de silencio, o de música instrumental, entrando en este tiempo de silencio y espera de Dios, decantando la intensidad del Jueves y del Viernes Santo, esperando la vida de la Pascua.

 

       Escuchamos la Palabra de Dios en familia

LA SEPULTURA DE JESÚS: (ADAPTACIÓN DE JUAN 19, 38-42)

Después de que Jesús murió en la cruz, se acercaron algunos de sus seres queridos para sepultar su cuerpo. Uno de ellos, José de Arimatea, era amigo de Jesús en secreto porque tenía miedo de lo que podían decir de él, pero esta vez se animó y fue a hablar con el gobernador Pilato y le pidió el permiso que necesitaban para sepultar el cuerpo de Jesús.

También llegó Nicodemo, otro amigo tímido de Jesús, trayendo un montón de perfumes y aceites para rendirle homenaje.

Ellos, junto con algunos más, tomaron el cuerpo de Jesús, lo envolvieron en vendas llenas de perfume y lo colocaron con mucho cariño en una tumba que habían preparado especialmente para él, cerrándola con una gran piedra.

 

       Repasemos en familia la historia: ¿con qué personajes nos encontramos?

¿Qué es lo que hacen? Podemos explicarles a los chicos lo que significa un “sepulcro”, haciendo hincapié en que es un lugar especial para rendirle homenaje a un ser querido cuando muere y para guardar respetuosamente allí su cuerpo. Nosotros también nos despedimos de nuestros seres queridos, y rezamos para que Dios los cuide en el cielo.

¿Qué sienten con la historia de hoy?

Leemos que había algunos seres queridos que fueron a despedirse de Jesús. ¿Quién más les parece que estaría? Tal vez su mamá María, su discípulo y amigo Juan.

Pueden conversar con los chicos que aunque hoy podemos sentirnos un poco tristes por la muerte y sepultura de Jesús, es importante acordarnos de lo que Jesús nos enseñó durante toda su vida: ¡que Él iba a resucitar! Y nosotros lo sabemos qué resucitó, lo vamos a celebrar mañana, por eso este es un día de esperanza.

 

Estos días especialmente, es un sentimiento que muchos de nosotros tenemos a flor de piel: la vida en pausa. Sabemos que la vida de siempre nos espera afuera, cuando todo esto pase. Sin embargo, nos toca atravesar este momento, esta tiniebla, que no conocemos, que nos descoloca, que nos asusta muchas veces. Sabemos que nuestras vidas, nuestras rutinas nos están esperando ahí afuera cuando todo pase, pero al mismo tiempo, probablemente nada siga totalmente igual a como lo dejamos.

De la misma manera, este sábado santo de silencio, debería ser la antesala de esa resurrección que sabemos que nos espera mañana.

 

Nos acercamos a María. Seguramente, el miedo, la desolación fueron sentimientos que tanto María como los discípulos experimentaron.

Pensá en María, abandonando la tumba de Jesús. Su corazón, aunque triste, está lleno de esperanza.

María es esa presencia cercana que confía y espera. Te invitamos a que pienses en qué aspectos de tu vida, Jesús te invita a confiar más. Cuáles son las dudas más recurrentes. ¿En qué momentos o situaciones la espera se hace más ardua y te cuesta confiar?

 

ESTA NOCHE ES DIFERENTE y  es porque en el silencio de esta noche celebramos que Jesús, luz del mundo, RESUCITA.

·        A falta de procesión con velas en la Vigilia del sábado, queremos volver a contar con ustedes… Enciende una vela que alumbre en la oscuridad… Si te animás, sacale una foto (a ser posible de noche) y envíanosla al Gmail: pastoralinmacu@gmail.com. Encenderemos una vela ya que es signo de Cristo resucitado, lo haremos en honor a Cristo luz del mundo, para recordar que la luz de Cristo no dejará de brillar nunca.

Si en su casa tienen un Cirio Pascual  (vela que se consagra y enciende en la Vigilia Pascual de la noche del Sábado Santo) pueden decorarla en familia con los símbolos pascuales, como el Alpha, el Omega, etc.

        

       Te invitamos a que cierres tu oración con un Ave María, agradeciendo a la Virgen su espera silenciosa, y confiada, ejemplo para nosotros de permanecer en la fe, humilde y serena.

Finalizamos la oración con la Señal de la Cruz.