"¿A QUÉ SE PARECE EL REINO DE DIOS?" Lc13,18
Pastoral Educativa
Querida comunidad educativa:
¡Muy buenos días! Esperamos que se encuentren muy bien…
Nos ponemos en presencia de Dios para comenzar la oración de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Lectura del Santo Evangelio
según San Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús
dijo: “¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece
a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció y se
convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas”.
Y dijo de nuevo: “¿Con
qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con
tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa”.
Palabra del Señor
Nos encontramos en torno a la palabra
del Señor, en este día el evangelio nos invita a descubrir claramente esta
imagen que usa Jesús, esta comparación del reino de los cielos, y con esta
pregunta comienza Jesús ¿A qué se parece el reino de los cielos?, la imagen que
utiliza es la de semilla de mostaza, que es muy chiquita, pero cuando se
siembra y crece se convierte en un gran arbusto que sirve de cobijo para las
aves del cielo y luego también añade la comparación de una levadura que
una mujer mezcla en una gran cantidad de harina.
Siempre el Señor va a utilizar
imágenes para poder hablar del reino de Dios y ¿Qué es el reino? Es la
presencia de Él entre nosotros, son aquellos signos que nos muestran que el
Señor camina a nuestro lado, que es nuestra mejor compañía, es el centro de
nuestra vida e historia y dependerá de nosotros en qué lugar lo ubicamos y que
espacio le ofrecemos al Señor.
El Señor tiene el poder de
mostrarse como Él quiere, sin embargo, eligió lo simple y sencillo para que
nosotros podamos reconocer su presencia, en esa simpleza aparece la fortaleza,
lo perfecto de Dios entre nosotros.
Esta nueva realidad, este Reino
de Dios, sigue creciendo y haciéndose visible en nuestra vida, en nuestro
tiempo, en nuestras comunidades, en todas las realidades en las cuales se
decide seguir las huellas de Jesús, optar por Él.
De esta Parábolas del Señor,
aprendemos a valorar, aprender y reconocer que la vida de Jesús, su reino, en
lo personal y comunitario va creciendo silenciosa y hasta a veces ocultamente,
no es algo que podemos alcanzar y producir sólo a partir de ciertas acciones o
palabras, sino que es una realidad que va fecundando, que va creciendo y que
necesita de fe y paciencia.
Cuánto nos cuesta a veces
confiar y ser pacientes con los procesos de Dios en nuestra vida y en nuestras
comunidades, queremos cambiar ya, queremos y deseamos que todo se transforme
ya, exigiéndole incluso al Señor cambios mágicos e inmediatos.
Sin embargo, el Señor es amigo de los procesos de
crecimiento, es amigo de la fecundidad, de ir transformando y haciendo fecunda
tu vida, tu corazón, tu comunidad, desde lo pequeño, desde lo oculto, desde el
silencio.
Que esta palabra sea para
nosotros un motivo de esperanza, por momentos atravesamos situaciones difíciles
que no nos permiten ver claro, que parecería que el Señor se ha olvidado de
nosotros y que no nos escucha en las oraciones. Sin embargo, Él está allí
en lo simple, sencillo, cotidiano, en el día a día.
Que tengas una bendecida jornada.