JORNADA DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN
Querida
comunidad educativa:
Nos volvemos a encontrar en torno a la Palabra
de Dios…
Nos ponemos en presencia de Dios para comenzar
la oración de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, Amén.
Hoy, antes de leer el Evangelio, queríamos
comentarles que el Papa Francisco nos invita a unas “conversión ecológica”. Nos
recuerda que desde hoy, 1 de Septiembre y hasta el 4 de Octubre se celebra el
“Jubileo de la Tierra”, para conmemorar el establecimiento, hace cincuenta
años, del día de la tierra. Por esto promueve para el día de hoy, la Jornada de oración para el cuidado de la
creación. Todos juntos, nos unimos en esta oración, y pedimos especialmente
por nuestra querida Provincia, por nuestra naturaleza, nuestra flora y nuestra
fauna, y por todos aquellos bosques nativos que fueron arrasados por lo
incendios.
Lectura
del Santo Evangelio según San Lucas
4,31-37:
En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: “¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios”. Pero Jesús le ordenó: “Cállate y sal de ese hombre”. Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: “¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen”. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Palabra del Señor
Meditacion
del Papa Francisco
El diablo existe incluso en el siglo XXI. Hay
que aprender cómo luchar contra él en el Evangelio, contra sus tentaciones. La
vida de Jesús ha sido una lucha. Vino para vencer el mal, para vencer al
príncipe de este mundo, para vencer al demonio.
Una lucha que debe afrontar todo cristiano. El
demonio tentó a Jesús tantas veces, y Jesús sintió en su vida las tentaciones,
así como también las persecuciones. Nosotros, los cristianos, que queremos
seguir a Jesús, debemos conocer bien esta verdad: También nosotros somos
tentados, también nosotros somos objeto del ataque del demonio, porque el
espíritu del mal no quiere nuestra santidad, no quiere el testimonio cristiano,
no quiere que seamos discípulos de Jesús. ¿Y cómo hace el espíritu del mal para
alejarnos del camino de Jesús con su tentación? La tentación del demonio tiene
tres características y nosotros debemos conocerlas para no caer en las trampas.
¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza
levemente, pero crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se
transmite a otro, trata de ser comunitaria. Y, al final, para tranquilizar el
alma, se justifica. Crece, contagia y se justifica.
Reflexión
Un amigo mío llegó de Perú, donde había estado
de misionero durante el verano. Me contó que esa experiencia le había
enriquecido mucho, no tanto por lo que había dado -sus catequesis y actividades
con los jóvenes de Huamachuco- sino por lo que había recibido.
Jesús se nos presenta también como catequista.
Dice el evangelio que bajó a Cafarnaúm donde enseñaba los sábados en la sinagoga.
¿Y cómo daba Jesús sus catequesis? Ante todo, con autoridad, es decir, con
credibilidad, porque no llenaba sus predicaciones con palabrería, sino con
verdad, con el Espíritu de Dios que es capaz de transformar los corazones.
Por tanto, dar catequesis es una actividad
propia del cristiano. Consiste en enseñar la fe a los demás, explicar los
principios de la religión enriqueciéndolos con la propia vida, iluminar las
virtudes cristianas con ejemplos, acercar a otros a los sacramentos...
Mi amigo tenía veinte años. Y descubrió que al
enseñar a otros estaba fortaleciendo su propia fe y aumentaba en él la pasión
por Cristo y el Evangelio. Porque el que predica, se predica a sí mismo. El que
habla del perdón queda más comprometido a perdonar, y el que exige debe hacerlo
con el propio testimonio.
La experiencia de Perú hizo a mi amigo más
cristiano, porque supo meterse en el papel de Cristo y llegó a quedar
transformado por Él.
Amén