ANIVERSARIO DE FALLECIMIENTO DE NUESTRO BEATO MONTI


Ayer 1 de octubre recordamos un nuevo aniversario del fallecimiento del Beato Luis María Monti.

“LES RECOMIENDO A LOS ENFERMOS”: son las palabras de Padre Monti, pronunciadas antes de morir. La atención de los enfermos es el fruto de su larga experiencia; servir a los enfermos es concretizar la belleza de hacerse prójimos. Él mismo estudia medicina y les enseña a sus Hermanos. Y cuando se trata de acercarse al enfermo, recuerda que en ellos está Cristo: “El Hermano enfermero aliviará los dolores y las penas de quienes sufren, teniendo para todos una sonrisa, una palabra buena, un pensamiento de cristiana esperanza y de confiada resignación al querer de Dios.”

Por modelo propone a María Inmaculada: ¿cómo habría curado a Jesús si se hubiera enfermado? Los enfermos deberán ser asistidos y servidos como haría una madre con su propio hijo. Es necesario descubrir en el hombre enfermo a Jesús sufriente y procurar poner a su servicio toda energía y todo el amor.

En el desenvolvimiento de la obra evangélica es importante, para Padre Monti, juntar a la figura profesional médica aquella del Hermano sacerdote: “todos se acercarán al enfermo como ángeles consoladores, sanando las heridas y cancelando la amargura del dolor, aliviando los sufrimientos en cada momento, de día y de noche. Y frente a la vida que se extingue, ayudarán al moribundo a entrar en la paz del Señor, pronunciando los dulcísimos nombres de Jesús, José y María”.

“LES RECOMIENDO A LOS HUÉRFANOS"; estas también son las palabras pronunciadas por el Padre Monti antes de morir.

Un día, un monje cisterciense residente en Roma, pero nacido en Dessio (Milán), sepresenta a Padre Monti y les confía a sus cuatro sobrinitos, que habían quedado huérfanos de padre y madre. Luis no sabe decir que no, más aún porque vienen presentados en nombre de la Inmaculada y, ¿cómo se va a rechazar una visita de la Inmaculada? Comienza así el evangelio de la caridad ejercitado por Padre Monti entre los niños ymuchachos huérfanos. No sólo abre la casa de Saronno para hospedarlos, sino que enseña también como hacerlos crecer y educar; necesitan ser considerados “hijos” y antes que nada “hijos queridos por Dios y la Inmaculada”. Padre Monti comprendió que un “niño” tiene siempre necesidad de mucha atención y cuidado: enseñó a sus Hermanos a ser acogedores y a ser padre y madre de los niños. Los estimuló a que pongan todo el empeño para que los niños vivieran serenamente, sintiéndose protegidos siempre que lo necesitaran.

Padre Monti muere santamente en Saronno, el 1° de octubre de 1900. La iglesia reconoce las virtudes del Padre Luis María Monti, y el milagro por su intercesión. Fue beatificado en Roma, el 09 de noviembre del 2003, por el Papa San Juan Pablo II. Su ejemplo de vida, fue inspiración para muchos y muy pronto comenzaron a pedir su intercesión ante Dios.