" SI SE MANTIENEN FIRMES, CONSEGUIRÁN LA VIDA" Lc 21, 19
Pastoral Educativa
Querida
comunidad educativa:
Nos ponemos en presencia de Dios para comenzar
la oración de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, Amén.
Lectura del Santo Evangelio
según San Lucas 21, 12-19:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Los perseguirán y los apresarán,
los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes
y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí.
Grábense
bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré
palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario
de ustedes.
Los
traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a
algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un
cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida’’.
Palabra de Dios
Reflexión del Evangelio de San Lucas
Jesús
nos muestra cómo el ser discípulos suyos, no es un camino fácil ni agradable.
No nos equivoquemos, nuestra recompensa no es en la tierra sino en el cielo. Y
todo por causa de la Verdad, del Evangelio. Sólo necesitamos mirar a tantos y
tantos hermanos que ya han pasado por lo que Cristo nos anunció:
encarcelamientos, persecuciones e incluso la muerte. Y precisamente en nuestro
caso, situaciones no muy lejanas en el tiempo han bañado nuestro pueblo con la
sangre de los mártires. "Seréis odiados por todos a causa de mi
nombre" dice el Señor. Odio, traición, soledad... estos y otros más, son
los recursos que el maligno utiliza ante el triunfo que ya nos ha alcanzado el
Señor. Es así de sencillo, y debemos confiar en Cristo y estar preparados pues "a
fuerza de constancia poseeremos nuestras vidas".
Sólo
el Señor puede darnos la gracia de mantenernos firmes en la fe ante las
contrariedades de la vida, por eso nosotros debemos estar preparados para
recibirlas, sobre naturalizarlas y mediatizarlas como una escalera hacia el
cielo, escalera que se identifica con la Cruz. En primer lugar, hay que esperar
todo de Dios, saber que la fuerza viene de Él, confiar ciegamente en Él, y
desconfiar de nosotros y de "nuestras" capacidades, pues son dones
recibidos.
¡Pobre
aquel que espera vivir sin dificultades, imprevistos, sin dolor, sin
sufrimiento...! ¡Aún no hemos alcanzado el cielo! ¡seguimos desterrados! En
segundo lugar, permitirle a Dios, pues nuestra libertad nos juega a menudo
malas pasadas, que derrame su gracia sobre nosotros. Él está siempre esperando
nuestra respuesta afirmativa, "sí quiero, Señor". Esta declaración
debe estar secundada en el amor y la responsabilidad por adquirir e imitar las
virtudes del Corazón de Cristo. Sólo Jesús puede ser el agua que sacie nuestra
sed, el bálsamo que cure nuestras heridas espirituales, el vino que embriague
nuestro amor. Sólo Él puede revestirnos de "un lenguaje y sabiduría que no
podrán contradecir ninguno de nuestros adversarios".
Que
ante cada dificultad en el camino, veamos las huellas del Maestro que va por
delante y que como buen Maestro, ya ha experimentado en su persona todo lo que
tengamos que padecer nosotros. "Confiad, Yo he vencido al mundo".
Meditación
del Papa
Para
conocer los signos verdaderos, para conocer el camino que debo tomar en este
momento, es necesario el don del discernimiento y la oración para hacerlo bien.
En cambio, para ver el tiempo, del cual solo el Señor es dueño, Jesucristo,
nosotros no podemos tener ninguna virtud humana. La virtud necesaria para ver
el tiempo debe ser dada, regalada por el Señor: ¡es la esperanza! Oración y
discernimiento para el instante; esperanza para el tiempo. Y así el cristiano
se mueve en este camino, momento tras momento, con la oración y el
discernimiento, pero deja tiempo a la esperanza”:
El
cristiano sabe esperar al Señor en cada instante, pero espera en el Señor hasta
el fin de los tiempos. Hombre y mujer de instante y de tiempo: de oración y
discernimiento, y de esperanza. Que el Señor nos dé la gracia para caminar con
la sabiduría, que también es uno de sus dones: la sabiduría que en el instante
nos lleve a rezar y a discernir. Y en el tiempo, que es el mensajero de Dios,
nos haga vivir con esperanza. (Cf. S.S.
Francisco, 26 de noviembre de 2013, homilía en Santa Marta).
Amén