MENSAJE DE HNO CARLOS ABRAHAM, REPRESENTANTE LEGAL
HOGAR & INSTITUTO LA INMACULADA
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Nivel Inicial - Primario - Secundario
Córdoba, 30 de marzo de 2020.
Mis queridas familias:
Nos está tocando vivir este tiempo especial en la vida de la humanidad, un tiempo de crisis, un tiempo único, un tiempo irrepetible, un tiempo de Gracia.
Es la primera vez en la historia que la mayoría de los aviones está en tierra, que no hay turistas ni mochileros recorriendo el mundo. Es la primera vez que el 90 por ciento de las familias está en su casa.
Un pequeño virus, tan diminuto que se mide en nanómetros, ha cambiado nuestras vidas.
Este virus microscópico en muy poco tiempo ha logrado contaminar a miles de personas y matar a cientos en el mundo.
Y aunque parezca paradójico este virus nos demuestra lo frágiles que somos y a su vez lo fuerte que también hemos sido.
Las pandemias no son nada nuevo, por milenios los virus asolaron la humanidad.
¿Pero saben qué? Al final, todos esos procesos, nos han hecho más fuertes como personas, hemos desarrollado como humanidad anticuerpos que nos han ayudado a combatirlos, hemos desarrollado vacunas que evitan el contagio.
Esa fortaleza no nos ha llegado gratis. La humanidad ha pagado con creces el tenerla, hago referencia a los miles de seres humanos que a lo largo de los siglos han muerto en estos ataques que hemos sufrido.
Pero lo maravilloso es que hemos salido más fuertes una vez superadas las crisis, es que así es la naturaleza humana. Pregúntele a alguien a quien le ha tocado vivir momentos de enfermedad, momentos de dificultad, siempre contestará que ese tiempo lo ha hecho más fuerte. El dolor le dio una fortaleza que no se imaginaban tenían dentro.
Este es un tiempo, pues, para crecer; teniendo la certeza que una vez superado, si lo sabemos aprovechar, siendo humildes y obedientes, saldremos de él siendo mejores personas.
¿Se dieron cuenta de algo? No es casualidad que en este tiempo la gente y de manera abrumadora está hablando de Fe, está hablando de Dios.
La Fe no es una superstición. La Fe es tan natural a los seres humanos como lo es la respiración. Tenemos entonces que hablar de la fe de la manera correcta.
Una de las preguntas que la gente se hace es: ¿Dónde está Dios y por qué no está haciendo nada? Dios está donde siempre ha estado.
Creo que la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Dónde estamos nosotros y qué estamos haciendo?
Somos nosotros, no Dios, los responsables de lo que está sucediendo.
Nosotros somos los “Mayordomos” de este planeta. Dios, ya hizo su parte. Dios nos dio este planeta. Y miren que está lleno de riqueza, belleza, abundancia, armonía.
Somos nosotros los que tenemos que cuidarlo, mejorarlo, embellecerlo.
La verdadera Fe nos lleva a reconocer nuestra responsabilidad y así tomar las acciones necesarias para mejorar la situación del mundo, es nuestra la responsabilidad, no de Dios.
Si hablamos de Oración. La gente está orando en este tiempo para que las cosas mejoren. Y está muy bien. Pero, nosotros podemos responder a la oración de mucha de esa gente.
Podemos por ejemplo responder la oración de la anciana que está pensando: “¿quién me va a ir a comprar las cosas si yo no puedo ni debo salir?”
Podemos responder la oración del anciano que se siente solo y necesita hablar con alguien.
Podemos responder la oración de aquel que se quedó sin trabajo o que está pasando necesidades, compartiendo lo poco que tenemos.
Todo esto, como dijo el Apóstol San Pedro, nos hará partícipes de la naturaleza divina y esto es maravilloso. Y somos partícipes de la naturaleza de Dios cuando respondemos la oración de nuestros hermanos actuando como Dios actuaría.
Aprovechemos este descanso forzado por el que estamos pasando. Disfrutando de las cosas simples, las cosas sencillas de la vida. Disfrutando de la terraza, del patio de tu casa que tal vez nunca disfrutas. Salgan al patio, tiren una frazada sobre el pasto, miren las estrellas en la noche junto a sus hijos. Dediquen un tiempo para meditar, para reflexionar. Recuperemos la práctica de la escucha, si, escucha tu alma, escucha tu corazón. Escucha a tu esposo o esposa. Escucha a tus hijos. Escucha a los demás. Escucha a Dios.
Y si los científicos están desarrollando una nueva vacuna para combatir este virus, nosotros desarrollemos también vacunas, vacunas contra el odio, contra el racismo, contra la violencia, contra el resentimiento. Todas ellas cosas que nos hacen tanto daño.
Y que esta distancia que estamos obligados a tomar entre unos y otros en este tiempo, haga que al final de todo nos acerquemos a los demás mucho más de lo que nos habíamos acercado. Que superemos esta crisis siendo más fuertes, mejores personas, mejores cristianos.
Hagamos viral el amor, hagamos viral la bondad, la compasión, el perdón.
Hno Carlos Abraham CFIC