"MIS PALABRAS NO DEJARÁN DE CUMPLRSE" Lc 21,33
Pastoral Educativa
Querida comunidad
educativa:
¡Muy buenos días! Los
invitamos a ponernos en presencia de Dios un día más para comenzar con la
oración de hoy.
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Lectura
del Santo Evangelio según San Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, Jesús
propuso a sus discípulos esta comparación: “Fíjense en la higuera y en los
demás árboles. Cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el
verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan
que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta
generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la
tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse”.
Palabra del Señor
El evangelio de este día nos presenta el tema del discernimiento, “darnos
cuenta” realmente qué quiere Dios de nuestras vidas, cuál es Su voluntad.
Referido al Reino de Dios, “es el Reino de Dios que está cerca” dice el texto,
es importante tener esta comparación, porque justamente se trata de descubrir,
darnos cuenta en esta generación qué quiere Dios para nuestras vidas, cuál es
Su voluntad.
Y si hay algo que es firme, que es estable, es
la Palabra de Dios, por eso el texto menciona que “el cielo y la tierra
pasarán, pero la palabra de Dios no”.
Si nosotros ponemos nuestra confianza, si
guardamos en el corazón, si practicamos la Palabra de Dios todos los días, ella
misma es un instrumento que nos permite discernir qué quiere Dios de nuestras
vidas, entonces ahí estaremos haciendo la voluntad del Padre.
De eso se trata nuestra vida cristiana: estar
permanentemente a la búsqueda de esa voluntad de Dios y descubrir a través de
signos externos qué quiere Dios. Él nos habla, sin dudas, como modo privilegiado en Su palabra. Pero no
solamente en la palabra de Dios encontramos Su voluntad, también a través de
las personas que nos rodean, que muchas veces son instrumentos para descubrir
su mensaje.
El Papa Francisco en relación al Evangelio de
hoy nos aporta que la historia de la humanidad, como la historia personal de
cada uno de nosotros, no puede entenderse como una simple sucesión de palabras
y hechos que no tienen sentido. Tampoco se puede interpretar a la luz de una
visión fatalista, como si todo estuviera ya preestablecido de acuerdo con un
destino que resta todo espacio de libertad, impidiendo tomar decisiones que son
el resultado de una elección verdadera. [...] Sin embargo, sabemos un principio
fundamental con el que debemos enfrentarnos: «El cielo y la tierra pasarán,
dice Jesús, pero mis palabras no pasarán"» (v. 31). El verdadero punto
crucial es este. En ese día, cada uno de nosotros tendrá que entender si la
Palabra del Hijo de Dios ha iluminado su existencia personal, o si le ha dado
la espalda, prefiriendo confiar en sus propias palabras. Será más que nunca el
momento en el que nos abandonemos definitivamente al amor del Padre y nos
confiemos a su misericordia. ÁNGELUS 18 de noviembre de 2018
Pidámosle al Señor prestar más atención, poder
discernir, tener un corazón atento para realmente poder descubrir Su voluntad y
vivirla con alegría.
Amén.