"HOY TENGO QUE QUE HOSPEDARME EN TU CASA" Lc 19, 5
Pastoral Educativa
Querida comunidad educativa:
¡Muy buenos días! Los invitamos a ponernos en
presencia de Dios un día más para comenzar con la oración de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, Amén.
Lectura del Santo Evangelio según
San Lucas
19, 1-10
En
aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que
un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a
Jesús, pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura.
Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al
llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, bájate pronto,
porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”
Él
bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a
murmurar diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.
Zaqueo,
poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad
de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”.
Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es
hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se
había perdido”.
Palabra del Señor
La Palabra hoy nos regala el relato del encuentro de Jesús con
Zaqueo, en Jericó. Zaqueo era jefe de los publicanos y rico, dice la Palabra,
no era querido por el pueblo. Siendo de baja estatura y queriendo ver a Jesús,
se sube a un sicomoro. Es
Jesús, sin embargo, quién yendo de camino, lo mira y le dice, llamándolo por su
nombre que baje pronto, porque quería alojarse en su casa.
Dice el evangelio que Zaqueo bajo rápidamente y recibió a Jesús
con alegría. ¿Qué
hermoso eso no? recibir a Jesús con alegría… es una invitación también para
cada uno de nosotros… recibir a Jesús con alegría en la Eucaristía, en la Palabra
de Dios, en las enseñanzas de la Iglesia, en los demás hermanos y hermanas, en las
circunstancias de la vida, en los signos de los tiempos, en los acontecimientos
de la historia.
La gente parece que se quejaba de que se había ido a alojar a
casa de un pecador, pero el encuentro con el Señor, Él siempre nos convierte cuando es un
encuentro honesto, real y un encuentro en donde estamos disponible para dejarse
transformar por Jesús.
Que buena noticia es recordar que siempre Jesús sabe dónde
estamos, quienes somos y de igual modo, tomando la iniciativa quiere alojarse
en nuestra casa, mirándonos, llamándonos por nuestro nombre. Y que bueno es que
Zaqueo, nos deje su ejemplo y testimonio de búsqueda de Jesús. Porque para que
llegue la Salvación hasta nuestra casa, necesitamos muchas veces sobreponernos
a la multitud que no nos deja ver a Jesús, esa multitud de prejuicios de los
demás y los propios, ponernos incluso por encima de nuestros pecados y
dificultades o problemas y ante el llamado de Jesús bajar pronto y abrir la
puerta de casa.
Con
la canción del padre Eduardo Meana, le decimos al señor: “Ven a mi casa, a mi hogar, que con vos
se va a iluminar y ese rincón oscuro y cerrado se abre de par en par y sea
tuyo, lo que es mío, tuyo mi hogar.
Que tengas lindo día, Dios te bendiga.