"ELEGIÓ A DOCE DE ENTRE ELLOS Y LES DIÓ EL NOMBRE DE APÓSOTLES" Lc 6, 13
Pastoral Educativa
Querida
comunidad educativa:
Nos ponemos en presencia de Dios para comenzar
la oración de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, Amén.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 6,
12-19:
Por
aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración
con Dios.
Cuando
se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio
el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés;
Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo,
y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote,
que fue el traidor.
Al
bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí
se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de
la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus
enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban
curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que
sanaba a todos.
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio de San Lucas
En
nuestra sociedad donde todo se hace para usar y tirar, las cosas salen en
serie, sin características propias: los mismos modelos de zapatos, el mismo
estilo de vestir, las mismas comidas, el mismo diseño de construcción, las
mismas expresiones de vocabulario... queremos igualarnos tanto que perdemos hasta
la identidad. La sociedad nos masifica, nos despersonaliza, nos hace iguales.
Con
Dios no es así; para Él cada uno es único, singular e irrepetible: Dios no hace
las cosas en serie. Dios nos conoce y nos llama por nuestro propio nombre y al identificarnos
nos da el ser que nos autentifica. Su amor nos crea en cada momento porque su
Palabra llega directa al corazón y desde esta interpelación nos potencia y
dinamiza para la misión que cada uno trae a la vida. El gran secreto de la vida
es sabernos amados. Con esta certeza nuestra vida se llena de sentido, basta
que Él susurre mi nombre al oído para que todo se llene de emoción. Es la
confianza de sabernos amados con un único amor, grande y fuerte.
Meditación
del Papa
Cuando
las decisiones se convierten en algo urgente y complejo, su oración se hace
cada vez más larga e intensa. En la inminente elección de los Doce Apóstoles,
por ejemplo, Lucas destaca la duración de la oración preparatoria de Jesús:
"En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la
noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y
eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles". Observando
la oración de Jesús, deben surgirnos diversas preguntas: ¿Cómo rezo yo? ¿Cómo
rezamos nosotros? ¿Qué tiempo dedicamos a la relación con Dios? ¿Es suficiente
la educación y formación a la oración actualmente? ¿Quién nos puede enseñar?
[...] Escuchar, meditar, callar ante el Señor que habla, es un arte que se
aprende practicándolo con constancia. Ciertamente, la oración es un don que
exige, sin embargo, el ser acogido; es una obra de Dios, pero que exige
compromiso y continuidad por nuestra parte, sobre todo la continuidad y la
constancia son importantes.
Amén