"EXTIENDE LA MANO" Lc 6,10
Pastoral Educativa
Querida
comunidad educativa:
Nos volvemos a encontrar en torno a la Palabra
de Dios…
Nos ponemos en presencia de Dios para comenzar
la oración de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, Amén.
Lectura
del Santo Evangelio según San Lucas
6,6-11:
Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada: “Levántate y ponte ahí en medio”. El hombre se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús les dijo: “Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?” Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: “Extiende la mano”. El la extendió y quedó curado. Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.
Palabra del Señor
Reflexionamos
Una de las actitudes que Jesús rechaza con más
fuerza es la hipocresía. Es la actitud de la gente que quiere aparentar que son
buenos, inteligentes o rectos, para luego comportarse al contrario de lo que
profesan ser. Esta es la actitud de los escribas en este Evangelio. Jesús llama
al hombre enfermo para hacer una obra buena en él. Los escribas quieren
acusarle por curar en sábado, que estaba prohibido por la Ley de Moisés.
Jesús les pregunta si es lícito o no hacer el
bien en sábado. Era obvia la respuesta, pero por querer acusar a Jesús, callan.
Como si no supieran qué responder. Pero sí lo sabían, y aún así, callaron para
no tragarse sus propias palabras de prohibición de la Ley. Para seguir
aparentando que lo sabían todo, que aplicaban la ley al pie de la letra, que
eran justos y no pecaban en su comportamiento. Pero sí pecaban en su corazón, lleno
de soberbia e hipocresía.
Eso era lo que más disgustaba a Jesús. Pero al
mismo tiempo era lo que le daba más tristeza. Porque Jesús vino a salvar a todo
el mundo. Tanto a los buenos como a los malos. Pero necesita nuestra
colaboración, que nuestro corazón esté desprendido de nuestro egoísmo para que
pueda acoger los criterios de Cristo, que es el amor, la generosidad, la
donación personal, y sobre todo la humildad de corazón.
Meditación
del Papa Francisco
En el Evangelio del día, Jesús pregunta a los
fariseos si es lícito o no sanar en sábado,
pero no responden. Él, entonces, toma de la mano a un enfermo y lo sana.
Los fariseos confrontados con la verdad, callaban, pero luego chismorreaban por
detrás... y trataban de hacerle caer.
Jesús reprende a esta gente que estaba tan
apegada a la ley, que se había olvidado de la justicia e incluso negaba la
ayuda a los padres ancianos con el pretexto de haber regalado todo al Templo.
Pero ¿quién es más importante? ¿El cuarto mandamiento o el Templo?
Esta forma de vivir apegados a la ley, les
alejaba del amor y de la justicia. Cuidaban la ley, descuidaban la justicia.
Cuidaban la ley, descuidaban el amor. Eran modelos: eran los modelos. Y Jesús
para estas personas sólo encuentra una palabra: hipócritas. Por un lado, van
por todo el mundo buscando partidarios. ¿Y luego? Cierran la puerta. Hombres de
la cerrazón, hombres tan apegados a la ley, a la letra de la ley, no a la ley,
porque la ley es amor; sino a la letra de la ley, que siempre cerraban las
puertas de la esperanza, del amor, de la salvación...
El señor nos invita a estar atentos a los demás,
a no ser hipócritas, a vivir una vida de coherencia, de caridad, de
preocuparnos por las personas que tenemos cerca, a que extendamos las manos a
los que nos necesitan, más aun, en los tiempos difíciles que estamos viviendo.
Y no hablamos solo de lo material, también de lo espiritual, del acompañar, del
escuchar..
Amén