"SEAN MISERICORDIOSOS, COMO SU PADRE ES MISERICORDIOSO" Lc 6, 36
Pastoral Educativa
Querida comunidad
educativa:
¡Muy buenos días!
Esperamos que se encuentren muy bien…
Nos ponemos en
presencia de Dios para comenzar la oración de hoy.
En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Lectura del Santo Evangelio
según San Lucas 6, 27-38
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Amen
a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los
maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla,
preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la
túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Traten a los demás como quieran que los traten a
ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario?
También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que
les hacen el bien, ¿qué tiene de extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores.
Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario?
También los pecadores prestan a otros pecadores, con la intención de cobrárselo
después.
Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el
bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos
del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos. Sean
misericordiosos, como su Padre es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no
serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una
medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica.
Porque con la misma medida conque midan, serán medidos’’.
Palabra del Señor
Esta
Palabra de Jesús nos cuestiona. Forma parte de esa parte del Evangelio que
pareciera más nos costara poner en práctica. Amar a los enemigos. Hacer el
bien a los que te odian. Bendecir al que te maldice. Rogar por el que te
difama.
Sin
embargo, es algo que no podemos dejar de lado.
Muchas
veces somos nosotros los que perseguimos, los que herimos y lastimamos. Una
palabra fuera de lugar. Un gesto desafortunado. Una burla. Una broma de mal
gusto. Por eso hace falta esta palabra del Evangelio. Porque la medida de cómo
quiero que me traten a mí quiero entonces tratar a los demás.
El Papa Francisco nos
dice…
Es darse a sí mismo, dar el corazón, precisamente a los que no nos quieren, que
nos hacen mal, a los enemigos. Esta es la novedad del Evangelio. Jesús nos
muestra que no hay mérito en amar a quien nos ama, porque eso también lo hacen
los pecadores. Los cristianos, sin embargo, estamos llamados a amar a nuestros
enemigos. Hacer el bien y prestar sin esperar nada a cambio, sin intereses y la
recompensa será grande. El Evangelio es una novedad. Una novedad difícil de
llevar adelante. Pero significa ir detrás de Jesús.
Este es el
camino que Jesús nos enseña. '¿Y qué debo esperar?' Ir sobre el camino de
Jesús, que es la misericordia; ser misericordiosos como el Padre es
misericordioso. Solamente con un corazón misericordioso podremos hacer todo
aquello que el Señor nos aconseja. Hasta el final. La vida cristiana no es una
vida auto referencial; es una vida que sale de sí misma para darse a los otros.
Es un don, es amor, y el amor no vuelve sobre sí mismo, no es egoísta: se da. (Cf
Homilía de S.S. Francisco, 11 de septiembre de 2014, en Santa Marta).
En nuestra sociedad, amamos a los que nos aman; hacemos el bien a quienes nos
lo hacen y prestamos a quienes sabemos nos lo van a devolver. Una conducta muy
razonada, que no compromete en nada. Pero obrando así, ¿qué es lo que nos
distingue de los que no tienen fe?. Al cristiano se le pide un "plus"
en su vida: amar al prójimo, hacer el bien y prestar sin esperar recompensa,
pues eso es lo que hace Dios con nosotros, que nos ama primero para que
nosotros le amemos.
Lo
que seguramente todos queremos es ser amado. Y entonces no me queda otra: he
decidido amar.
Sé
que esto cuesta. Amar a todos. Perdonar a todos. Incluso a los que no me
quieren, o me odian, o me persiguen. Pero la gracia de Jesús nos basta.
Te
invito a que en este momento hagas un rato de oración, por esa persona con la
cual tenés dificultades, que te cuesta amar, que te lastimó, te hirió o te
trató mal. Y pedile a Jesús que te bendiga y lo bendiga a él o ella. Y que te
ayude a amarlo. Pedí por su bien.
Señor, Dios Todopoderoso, rico en misericordia y perdón, mira nuestra torpeza
para amar, nuestra poca generosidad en la entrega y nuestra dificultad a la
hora de perdonar. Te pedimos nos concedas un corazón misericordioso que se
compadezca de las necesidades de nuestros hermanos.
Amén.