"LA SABIDURÍA DE DIOS SE JUSTIFICA A SÍ MISMA POR SUS OBRAS" Mt 11,16

    Pastoral Educativa                           

Querida comunidad educativa:

¡Muy buenos días! Los invitamos a ponernos en presencia de Dios un día más para comenzar con la oración de hoy.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

 

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 11, 16-19

En aquel tiempo, Jesús dijo: “¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros para gritarles: ‘Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado’.

Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: ‘Tiene un demonio’. Viene el Hijo del hombre, y dicen: ‘Ése es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y gente de mal vivir’. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras”.

 

Palabra del Señor

 

En este pasaje evangélico Jesús hace una pregunta ante la disconformidad de la que le anuncia la buena noticia ¿Por qué? Porque es una generación que no se adapta a nada: Si le cantan una canción para bailar ¡No bailan! y si es una canción fúnebre ¡no lloran! 

 

Es un cierto vacío de existencialidad, que se da en el corazón humano, que en más de una oportunidad, puede ocurrirnos, no hay nada que nos resulte, conforme, a lo que anhelamos y ansiamos, que no sabemos muchas veces de que se trata.  Por lo tanto, lo primero que convoca e invita Jesús en el evangelio es a estar en contacto con nosotros mismos y preguntarnos: ¿Qué queremos? ¿Qué deseamos? ¿Qué buscamos? ¿A qué aspiramos? Es una pregunta esencial porque a relación con Jesús es una relación personal y para que se dé, tiene que haber una persona que identifica sus deseos, sus búsquedas, sus anhelos.

 

El evangelio de hoy día viernes nos presenta una interesante comparación entre Jesús, el Hijo del hombre y su primo Juan el Bautista, que tenía una forma muy especial de esperarlo a Jesús: que era haciendo ayuno, llevando una vida ascética en el desierto, es decir, respetando un montón de normas y llevando una vida muy virtuosa. Frente a esto, la comparación se da con Jesús, El Hijo del hombre, que no tiene miedo de acercarse a los pecadores, a los que sufren, aquella gente que quizás tiene mala fama porque vive en el pecado, sin embargo, Jesús es cercano siempre con todos. El texto habla de que come, que bebe, lo consideran como un glotón, sin embargo hay un sentido más profundo en este evangelio que hace referencia a que Jesús no tiene miedo, no tiene vergüenza, Él mismo, sin dejar de ser Dios, se ha hecho hombre, igual en todo a nosotros menos en el pecado y por eso nos entiende, por eso te comprende, por eso cada vez que veas tu miseria, tu pecado, tu fragilidad, no tengas miedo de acercarte a Jesús porque siempre va a estar dispuesto a tenderte una mano, a ayudarte, a levantarte.

 

Amén.