HACER LA VOLUNTAD DE DIOS
Pastoral Educativa
Querida comunidad educativa:
¡Muy buenos días! Los invitamos a ponernos en presencia de Dios un día
más para comenzar con la oración de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Lectura del Santo Evangelio según San
Mateo 21, 28-32
En aquel
tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “¿Qué
opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó:
‘Hijo, ve a trabajar hoy en la viña’. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’, pero no
fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: ‘No
quiero ir’, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del
padre?” Ellos le respondieron: “El segundo”.
Entonces
Jesús les dijo: “Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han
adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó
el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las
prostitutas sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han
arrepentido ni han creído en él”.
Palabra del Señor.
Este día, contemplamos el evangelio de
San Mateo, donde Jesús comienza dirigiéndose a los sumos Sacerdotes y a los
ancianos del pueblo. Jesús quiere dejarles una enseñanza y le pone como ejemplo
a un padre con sus dos hijos. La invitación de este padre a sus hijos para
trabajar en su viña.
También nos pasa a nosotros en el camino
de la vida que muchas veces tardamos para responderle al Señor como los dos
hijos. Sin embargo, ¡Que bueno es que podamos decirle que Sí! ¡Si, Señor! Aquí
estoy para hacer tu Voluntad, aqui estoy Señor, para anunciar tu Reino, para
llevar tu buena noticia.
Jesús, sigue dialogando con estos
maestros de la ley y les pone también, este ejemplo: De los Publicanos y las
prostitutas, que son los que van a llegar primero al Reino de Dios.
Jesús añade a su diálogo el
testimonio de Juan Bautista que proclamó la justicia y, sin embargo, tampoco
creyeron en Él. Si, creyeron los publicanos y las prostitutas.
Esta invitación que nos hace el
Señor, en este día, es justamente poder tener una actitud de respuesta clara,
simple, humilde y sencilla como estos fieles, como estos hombres y mujeres de
estos pueblos pecadores, que primero quizás, se cerraron a la presencia del
Señor, pero no tardaron en responderle a su mensaje salvador.
"¿Dónde está mi confianza? ¿En el
poder, en los amigos, en el dinero? ¡En el Señor! Esta es la herencia que el
Señor nos promete: "Les dejaré en herencia en medio de ustedes un pueblo
humilde y pobre, que confiará en el nombre del Señor". Humilde porque se
siente pecador; pobre porque su corazón está apegado sólo a las riquezas de
Dios y si las posee, es sólo para administrarlas; confiado en el Señor porque
sabe que sólo el Señor puede garantizarle aquello que le hará bien. Y como
estos jefes de los sacerdotes a los que Jesús se dirigía no admitían ni la
humildad, ni la pobreza ni la confianza, Jesús tuvo que sacudirlos por su
cerrazón, diciéndoles que una prostituta entraría en el Reino de los Cielos con
más facilidad que uno de ellos. Por eso, en esta espera del Señor, de la
Navidad pidamos que nos dé un corazón humilde, un corazón pobre y sobre todo
confiado en el Señor, porque el Señor nunca nos decepciona". (Santa Marta
15 de diciembre de 2015)