PARA MEDITAR EN CUARESMA
Reflexión del Papa
Francisco del Evangelio según San Juan 8, 51-59.
La antífona de entrada del jueves de la quinta semana de
Cuaresma, Francisco, al introducir la celebración, reza especialmente por los
sin techo:
Estos días de dolor y tristeza ponen de manifiesto tantos
problemas ocultos, tantas personas sin hogar, tiradas en la ciudad, en un
estacionamiento, bajo observación... hay tantas personas sin hogar hoy. Pidamos
a Santa Teresa de Calcuta que despierte en nosotros un sentido de cercanía a
tantas personas que en la sociedad, en la vida normal, viven escondidas pero,
como los sin techo, en el momento de la crisis, se destacan de esta manera.
En su homilía, Francisco comenta las lecturas de hoy,
tomadas del libro del Génesis (Gn 17, 3-9) y del Evangelio de Juan (Jn 8,
51-59) que tienen como centro la figura de Abraham, la alianza con Dios y el
nuevo anuncio de Jesús que viene a "rehacer" la creación perdonando
nuestros pecados. “Nosotros somos cristianos”, dijo, "porque hemos sido
elegidos, escogidos y hemos recibido una promesa de fecundidad, a la que
debemos responder con fidelidad a la alianza. Nuestros pecados están en contra
de estas tres dimensiones: no aceptar la elección adorando ídolos, no esperar
en la promesa y olvidar la alianza. Que el camino del cristiano, concluyó, sea
aquel de ser consciente de la elección, de la alegría de ir hacia una promesa y
de la fidelidad en el cumplir la alianza”
El Señor siempre ha recordado su alianza. El Señor no
olvida, nunca olvida. Sí, sólo olvida en un caso, cuando perdona los pecados.
Después de perdonar pierde la memoria, no recuerda sus pecados. En otros casos
Dios no olvida. Su fidelidad es memoria. Su fidelidad a su pueblo. Su fidelidad
a Abraham es el recuerdo de las promesas que hizo. Dios eligió a Abraham para
hacer un camino. Abraham es un elegido, era un elegido. Dios lo eligió. Luego
en esa elección le prometió una herencia y hoy, en el pasaje del Libro del
Génesis, hay un paso más. En cuanto a ti, mi alianza es contigo. La alianza.
Una alianza que le hace ver a lo lejos su fecundidad: te convertirás en el
padre de una multitud de naciones. La elección, la promesa y la alianza son las
tres dimensiones de la vida de fe, las tres dimensiones de la vida cristiana.
Cada uno de nosotros es un elegido, nadie elige ser
cristiano entre todas las posibilidades que le ofrece el "mercado"
religioso. Somos cristianos porque hemos sido elegidos. En esta elección hay
una promesa, hay una promesa de esperanza, el signo es la fecundidad:
"Abraham serás padre de una multitud de naciones y serás fecundo en la
fe". Tu Fe florecerá en las obras, en las buenas obras, en las obras de
fecundidad también, una fe fecunda. Pero debes - el tercer paso - observar la
alianza conmigo". Y la alianza es fidelidad, ser fiel. Hemos sido
elegidos, el Señor nos ha dado una promesa, ahora nos pide una alianza. Una
alianza de fidelidad.
Jesús dice que Abraham se regocijó pensando, viendo su día,
el día de la gran fecundidad, aquel hijo suyo - Jesús era el hijo de Abraham -
que vino a rehacer la creación, que es más difícil que hacerla, dice la
liturgia - vino a redimir nuestros pecados, a liberarnos.
El cristiano es cristiano no para que pueda hacer ver la fe
del bautismo: la fe del bautismo es un papel. Tú eres cristiano si dices que sí
a la elección que Dios ha hecho de ti, si vas detrás de las promesas que el
Señor te ha hecho y si vives una alianza con el Señor: esta es la vida
cristiana. Los pecados del camino están siempre en contra de estas tres
dimensiones: no aceptar la elección y nosotros "elegir" tantos
ídolos, tantas cosas que no son de Dios. No aceptar la esperanza en la promesa,
ir, mirar de lejos las promesas, incluso muchas veces, como dice la Carta a los
Hebreos, saludándolas de lejos y hacer que las promesas estén hoy con los
pequeños ídolos que nosotros hacemos, y olvidar la alianza, vivir sin alianza,
como si estuviéramos sin alianza.
La fecundidad es la alegría, esa alegría de Abraham que vio
el día de Jesús y se llenó de alegría. Esta es la revelación que la palabra de
Dios nos da hoy sobre nuestra existencia cristiana. Que sea como aquella de
nuestro Padre: consciente de ser elegido, gozoso de ir hacia una promesa y fiel
en el cumplimento de la alianza.
Antes de salir de la capilla dedicada al Espíritu Santo, se
cantó la antigua antífona mariana Ave Regina Caelorum ("Ave Reina del
Cielo"):
“Salve, Reina de los cielos, y Señora de los ángeles; salve,
raíz; salve, puerta que dio paso a nuestra luz. Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella; salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por
nosotros”.
Oración a Nuestros Héroes de Malvinas:
En Argentina, el 2 de abril de cada año conmemoramos el Día
del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Islas Malvinas y es por ello que
elevamos una oración confiada y fraterna a Dios Padre por todos los
combatientes, por los que regresaron tras su generosa entrega a la Patria y por
quienes perdieron sus vidas en el suelo isleño.
Que el Señor, con su amor misericordioso, bendiga a los veteranos
y a sus familiares, dé la paz eterna a los caídos y consuelo a sus seres
queridos, y a todos nosotros nos bendiga con el don de la paz y la justicia.
Hacemos propia la Invocación por la Paz del Papa Francisco:
“«Señor, ayúdanos tú. Danos tú la paz, enséñanos tú la paz, guíanos tú hacia la
paz. Abre nuestros ojos y nuestros corazones y danos la valentía para decir:
'¡Nunca más la guerra!»"
Ante todo, como cristianos y católicos, oramos por los
difuntos como nos lo enseña la fe de la Iglesia. No sólo por los que murieron
en el combate, sino por aquellos que sufrieron duras secuelas una vez terminado
el conflicto.
Pastoral Educativa