"VAYAN TAMBIÉN USTEDES A MI VIÑA" Mt 20,4
Pastoral Educativa
Querida comunidad educativa:
Nos volvemos a
encontrar en torno a la Palabra de Dios…
Nos ponemos en presencia de Dios
para comenzar la oración de hoy.
En el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo, Amén.
Lectura del Santo Evangelio según San
Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?’ Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Él les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’. Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros’. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno. Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: ‘Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor’.
Pero él respondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’ De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos’’.
Palabra del Señor
Reflexionamos…
En el Evangelio de hoy Jesús nos
cuenta una parábola de un propietario que sale a buscar trabajadores para su
viña. Sale en distintos momentos del día y a todos les hace esta invitación:
"Vengan ustedes a trabajar a mi viña".
Sin duda en este Evangelio se nos
remarca la gratuidad de Dios que a todos los trabajadores – tanto los de las
primeras horas como los de la última – les da la misma paga.
Es interesante ver al
Padre como el dueño de esta viña que sale durante todo el día a buscar a llamar
trabajadores. Sale muy de madrugada, a media mañana, al mediodía, a media tarde
y al caer la tarde. Es decir, el paso del tiempo nunca es un obstáculo para
encontrarse con Dios y responder a su llamado. Qué lindo descubrir que nunca es
tarde para Dios, nunca es tarde para ponerse a seguir a Jesús.
Dios te llama porque te
ama, y porque te ama, te tiene toda la paciencia del mundo… Pero, tarde o
temprano, te pide una respuesta.
Así es el Señor con nosotros, a
todos nos llama, tal vez a algunos en la primera hora en el primer momento de
nuestra vida; a otros más adelante, a otros en plena juventud, a otros ya en la
adultez. Lo importantes es todos recibiremos la misma paga, la paga del reino
de los cielos, la paga de gozar junto a Él de la vida eterna, de esa vida que
Él nos ha prometido y nos entregará cuando partamos al encuentro con Él.
No
sé cuándo habrá sido tu primer encuentro con el Señor: a lo mejor desde la
niñez, a lo mejor en algún grupo de jóvenes, tal vez ahora de grande o quizás
todavía estés en la búsqueda, por eso te propongo en este día que te preguntes ¿Cuál ha sido el momento de tu vida el Señor te ha llamado? ¿A
dónde estabas? ¿Qué estabas haciendo? ¿Cómo te encontró? ¿Cuál ha sido tu
respuesta? ¿Si has sabido aceptar la invitación a trabajar en su Reino? ¿Si has
aceptado su propuesta? O si todavía no has terminas de aceptarla.
Nos vamos a quedar con esta invitación
de Jesús: "Vengan ustedes a trabajar a mi viña". Es una palabra que
se dirige a nosotros también en cierta medida. La Iglesia necesita de personas que
arriesguen sus vidas por Jesús y los valores del Evangelio.
Nadie se puede quedar afuera de este
trabajo en la viña del Señor, todos tenemos algo para aportar, un don, una
virtud, todos tenemos esta llamada del Señor, por eso esta invitación.
Vení a trabajar a la viña del Señor
que la paga es una vida abundante, una plena felicidad.